Las maldades que las mujeres hacemos a los hombres

Si hay algo que no podemos criticarles a los hombres, al menos a la mayoría, es que actúan sin vueltas, nos dicen lo que piensan tal cual es y se comportan fieles a sus sentimientos. Las mujeres, en cambio, podemos llegar a ser frías, calculadoras, manipuladoras y malas, malas de verdad cuando algo no nos gusta.

Veamos algunas de las maldades que las mujeres les hacemos a los hombres. Seamos sinceras y reconozcamos que, al menos uno de todos esos actos malditos, los hemos hecho alguna vez. ¡Pobres de ellos!


No responderles las llamadas. Es cierto: cuando estamos realmente enojadas, no les respondemos sus llamadas, ni sus mensajes bajo ningún punto de vista. Obviamente, al otro día quizás nos arrepentimos pero en el momento no tenemos ni un poquito de piedad: que el teléfono suene todo lo que tenga que sonar.
Usarlos para obtener tragos gratis. Si no tenemos ganas de gastar dinero en una disco, convencemos a algún inocente candidato para que lo pague por nosotras. Algunas conocen a sus futuros novios así, otras coquetean un poco, consiguen el trago y se van.
Manipularlos emocionalmente. La mayoría de los hombres se conmueven cuando ven llorar a una mujer, por eso a veces nos valemos de este cínico truco para conseguir lo que queremos.
Usar la violencia física. La violencia, tanto física como verbal, es algo que debemos evitar siempre. Los hombres actúan bajo la regla de que jamás pueden golpear a una mujer. Sin embargo, y lamentablemente, algunas mujeres se escudan en esa protección y son ellas las que maltratan a sus parejas.
Nos burlamos de él en público. Las mujeres podemos salirnos con la nuestra de manera que a los hombres nunca se les permitiría.
Ocultamos nuestro estado. Muchas veces le decimos a un hombre “tengo novio” cuando ya es demasiado tarde. En lugar de advertirles que estamos comprometidas desde el primer momento, los dejamos que nos intenten conquistar simplemente para sentirnos halagadas.
Darles celos a propósito. Cuando estamos muy molestas con nuestro hombre, no tenemos ningún problema en coquetear un poco con algún amigo para que se sienta celoso. Si bien es un truco inmaduro y manipulador, nunca falla.